DE LOS FOROS

Invasión agroalimentaria vs soberanía agroecológica: la crisis mundial de la alimentación y las alternativas frente al poder del hambre
Liccia Romero
Doctora en Ecología Tropical. Universidad de Los Andes, Mérida.
El discurso político global mundial vive un éxtasis de su esquizofrenia. Mientras que durante la década de los noventa los foros mundiales remozaron las esperanzas de un desarrollo económico con sustentabilidad ambiental y que consecutivamente en la primera década del siglo XXI, acuerdos, convenciones, leyes y reuniones cumbres, han reiterado en la necesidad de un cambio en el paradigma de desarrollo, colocando el énfasis, a nivel del discurso, en objetivos de orden ecológico y en la búsqueda de la equidad social, en la práctica el discurso delimita la ruta exactamente contraria a los hechos y sus consecuencias: los conflictos ambientales globales se profundizan y la inequidad socio-económica representa, ya avanzada la primera década del siglo XXI, una brecha desbocada. Una de las expresiones emblemáticas y más angustiantes de esta contradicción está integrada por la llamada “crisis alimentaria global”, un fenómeno que desde el año 2007, resume la profundización del hambre en medio del crecimiento productivo ganado a costa del deterioro ambiental. Pero realmente ¿qué representa la llamada crisis alimentaria?. La postura neoliberal la ha querido disfrazar como una crisis de precios y de mercados. Sin embargo desde una posición holística de base ecológica, no puede ser interpretada sino como un quiebre en los modelos hegemómicos de producción-consumo, que no sólo están agudizando las tensiones de la sobre-explotación de los ecosistemas y sus componentes suelo-agua-nutrientes, sino que han puesto a la Humanidad en una encrucijada de sobrevivencia que en la práctica es una forma de dominación. La búsqueda de alternativas, que en lo tecnológico y en lo político, buscan la soberanía alimentaria se ofrecen como las salidas más esperanzadoras para recuperar la producción de alimentos como un acto recreativo de la vida y su intercambio como expresión solidaria entre las diversas y ricas bioculturas de nuestra Humanidad.

Dra. LICCIA ROMERO
Profesora Asociada
Instituto de Ciencias Ambientales y Ecológicas
ICAE. Facultad de Ciencias
Universidad de Los Andes, Mérida
Venezuela

http://www.saber.ula.ve/handle/123456789/831
romero@ula.ve







CODIGOS EN EL GOLFO


Después de la orden dada por “el amo del infinito”: asesinen a Osama Bin Laden. Barak Obama, acaba de conseguir que todo el orbe sea más inseguro, conflictivo y ha despertado sentimientos revanchistas como nunca antes.
El endiosado patrón juguetea con la posibilidad de la mayor rebelión musulmana que bien podrían traspasar el Magreb africano y el Oriente Próximo.
Para esto, desde Tampa, Florida norteamericana, espesa el aparato bélico más grande de la historia militar de cualquier continente: el Centcom (Cuartel General del Comando Central estadounidense).
¿Qué hacen allí? Es el nuevo espacio de dominación militar desenfundado contra los países productores de crudo del cartel OPEP, -sobre todo del Oriente Medio- para controlar mercados, rutas, flotas, transporte, almacenamiento, distribución, comercialización y precios del barril petrolero.
La explotación diaria son 92 millones de barriles crudo. Solo el cincuenta por ciento se quema en hacer mover los diversos modelos de motores que andan contaminando al mundo, es decir, todo el aparato de movilización terrestre, acuático y aéreo.
La consolidación del Centcom se concibe para el control militar global. Su conformación está dirigida contra los cinco continentes por medio de los aparatos militares de EE.UU, más Europa con la OTAN. En pocas palabras, son nuevas y viejas las tablas del combate por el control del crudo proveniente de los grandes e importantes conflictos regionales.
Para conseguir la justificación militar avivan El Arco del Fuego del Medio Oriente en tres fases: primera, diferencias entre grupos étnicos y tribales. Segunda, los afanes separatistas y en la tercera, convocan el tema del terrorismo.
Aun cuando Bin Laden, este supuestamente ahogado en el fondo del Océano Indico, todas las demandas de la desestabilización no cesaran.
Esto se refuerza con el enfrentamiento entre Sunitas y Chiitas. Los primeros en manos de la CIA y El Pentágono, como el caso de Irak, Yemen y Libia.
Este control tiene pocas lecturas, una, detener el avance Chino sobre las reservas por los países en conflicto, razón por la que EE.UU realizó las dos operaciones militares más grandes y arriesgadas de su historia castrense.
En la primera de ellas lanzó sobre los aires de Afganistán más de 120.000 hombres y mujeres desde espectaculares sobrevuelos jamás vistos contra ningún otro país.
La segunda, toda la militarización naval del Océano Indico: buques, barcos, portaaviones, submarinos, todos los elementos acuáticos aptos para una guerra de grandes amplitudes, fue lanzado al mar.
Con esto buscan asentarse y detener militarmente la guerra geofinanciera y geoenergética originada por el máximo tigre asiático: China.
Para conseguir esto, en El Magreb se intensifican las diferencias identitarias, (conflictos: étnicos, religiosos, clan, tribus) muy establecidos y arraigados en sus sociedades.
A los países árabes de nada les ha servido el cercano ejemplo del derrumbamiento de la cortina de hierro, la caída de los naipes comunistas. Su pensamiento reside en su mundo musulmán, junto al Corán y con el guía supremo, Ala.
Sin tomar en cuenta que para profundizar un poco más en el conflicto, el quinto mes de dos mil uno, el llamado Grupo de Desarrollo de la Política Nacional de Energía, expuso su primer resultado: toda la dependencia de recursos petroleros de los EE.UU, estará irremediablemente en el Golfo Pérsico.
Parte de la capacidad de reservas no explotadas y la penetración estadounidense por el control de sus gobiernos, vieron una nueva oportunidad el 14 de diciembre de 2010. La autoinmolación del frutero Mohamed Buazizi, quien originó desde Túnez el incendio de buena parte del Magreb.
De Túnez pasó a Egipto, luego a Siria y de ahí de Bahréin hasta Yemen. Ya habiéndola emprendido contra Irak, Líbano, Somalia, La Franja de Gaza. De seguro seguirán minando Irán, Omán, Qatar o Turquía. Mientras bombardean a Libia, donde solo buscan asesinar a Gadaffi.
Y todo este doloroso escenario es sufrido por tribus enteras, concentrándose en las civilizaciones más antiguas de la humanidad, temiendo que el aparato militar más temido, EE.UU junto a la OTAN y sus llamados Aliados, decidan emprenderla contra otra nación.
Esta perfecta cofradía se da junto al control de los medios de comunicación, donde hasta los revolucionarios se confunden, como Al Jazeera, y así juntos, sean capaces de mutarse y entrar en cualquier nuevo modelo que no deje vencer su “gobernanza” en toda la región.
Los antecedentes de los mortíferos conflictos como consecuencia del ahogo de la Guerra Fría, ahora son la balcanización: Bosnia, Chechenia y Cachemira. A la búsqueda de importantes yacimientos se le suman las diferencias entre civilizaciones y el estado de su identidad.
Estos colindantes tiempos traerán duros aprietos, uno de ellos estallará muy pronto, por las ocultas reservas del Mar Caspio, donde EE.UU mas Europa saben que allí están las quintas partes de las reservas mundiales de crudo, solo que están concentradas alrededor de varios países, algunos no muy amigos para las imperialistas operaciones políticas, como Irán.
Los países de estas vastas áreas saben que la próxima guerra estará en el llamado Arco de la Crisis. Desde que Bill Clinton se decidió a obtener derechos de perforación sobre esas áreas, definiéndolas en el tullido discurso de la “Seguridad Nacional” nada apartará la decisión estadounidense: las reservas del Mar Caspio serán para los americanos.
Esta razón la siguió George Bush, y vaya que la condujo “bien”. Crearon los grupos del Club de Amigos de Bush, con dos ex repúblicas soviéticas del Este y una euroasiática: Azerbaiyán, Georgia y Turquía.
La propuesta estadounidense estuvo centrada en la construcción de oleoductos, pero estos tendrían que pasar por tierras de sus archíenemigos, los rusos. Otra alternativa era Irán, pero ya todos conocemos las relaciones actuales entre estos dos países, y la tercera, estaría sobre los conflictos tendidos por las regiones de abjazia, Adzharia y por Nagorno-Karabaj.
Ante esto, el resuelto de las últimas tres administraciones estadounidenses ha sido la militarización constante hacia sus amigos de la región: Arabia Saudita, Irak y el más temido, la nación israelí.
Ahora con la muerte de Laden el tablero geopolítico mundial de los recursos petroleros cambiara irremediablemente en las zonas del Magreb. Todas las áreas del Golfo Pérsico serán aún más peligrosas.
Aterrizando en Venezuela la situación no es menos compleja, pues la reciente certificación en más de 317.000 millones de reservas en nuestros subsuelos pone a un alarmado Departamento de Estado, atento antes los movimientos por venir en las piezas internacionales de los hidrocarburos. Pero esto, será de análisis en otra entrega, muchas gracias.



Miguel A. Jaimes N.
venezuela01@gmail.com
Viene de: Revista: Flama, Liberación y Petróleo.
Año 1. Número 2
Editorial: El Perro y la Rana
Julio-septiembre de 2011